Por Héctor Cantú
El filipino ha demostrado su grandeza dentro y fuera del ring
El boxeador filipino Manny Pacquiao, ha demostrado su grandeza dentro y fuera del ring, una etiqueta que sobresale en cada paso que da y mucho más, cuando se enfila a la que podría ser la última pelea de su carrera deportiva.
Yordenis Ugás podría convertirse en su verdugo, ese que ponga la octava derrota a un récord impresionante en el que ‘Pacman’ ha cosechado 62 victorias (39 de ellos por la vía del nocaut) y que prácticamente le tienen un lugar reservado en el Salón de la Fama de este deporte en un futuro no muy lejano.
Sin embargo, la grandeza de Pacquiao va más allá de su vida con las manos al natural, sin guantes. Esa donde se le ve buscando regalar una vida mejor a través de su fundación Manny Pacquiao y desde la curul de senador.
No es extraño ver a Manny rodeado de gente de bajos recursos. En su niñez compartió esa condición antes de que el boxeo le ofreciera un estilo de vida totalmente opuesto.
Desde 2019 la Fundación Manny Pacquiao se encarga de recaudar fondos para apoyar a la gente sin un techo a darles una vivienda digna y a proveerles de servicios básicos como agua, electricidad, hospitales y escuelas.
Pero su generosidad no solo tiene como géiser la fundación que comparte con su esposa Jinkee Pacquiao. En más de una ocasión se le ha visto repartiendo dinero, en efectivo, afuera de su casa a la gente pobre, intentando arrancarles una sonrisa sabiendo el dolor que significa vivir en condiciones precarias, como las que él experimentó cuando se mudó a Manila, momento en el que, según ha referido, debió pernoctar bajo una casa construida de puro cartón.
Pacquiao, Ugás y su primer cara a cara en Las Vegas
Alternamente, el filipino también se ha pronunciado abiertamente como un defensor de los derechos de los niños y un luchador constante en contra de la trata de personas.
La Leyenda de 'Pacman' se ha engrandecido con su andar por las lonas, pero aún más, con la cantidad de corazones que ha tocado desde su ser altruista.