La Selección Mexicana ha alcanzado su principal objetivo en la Copa Oro; clasificarse a los cuartos de final en el segundo partido de la fase de grupos. Sin embargo, las formas aún dejan muchas dudas sobre el funcionamiento del equipo mexicano comandado por Javier Aguirre.

Ante Surinam, el equipo mexicano volvió a perder las ideas. La estrategia ultradefensiva del cuadro caribeño terminó por ahogar al Tri que terminó por ganar el partido gracias a dos jugadas de táctica fija.

De nuevo hubo jugadores que no estuvieron a la altura de las necesidades del equipo mexicano. El primero de ellos, Edson Álvarez, quien no mostró su jerarquía con el equipo mexicano luego de perder 12 de los 17 duelos intentados ante jugadores del equipo rival.

Álvarez terminó perdiendo en 12 ocasiones la pelota y nunca encontró los caminos para generar peligro desde su posición de válvula de control para el equipo mexicano.

Otro de los grandes señalados del encuentro fue Julián Quiñones, quien de nueva cuenta recibió la oportunidad por parte de Javier Aguirre para mostrarse, ahora como socio tanto de Raúl Jiménez y Santiago Jiménez.

Quiñones, quien jugó 72 minutos, tocó en 44 ocasiones la pelota y solo logró un disparo al arco rival y no generó ninguna jugada de peligro que pudiera poner a los compañeros con opciones de gol.

De nueva cuenta el lado derecho del equipo mexicano vuelve a ser un dolor de cabeza para Aguirre, quien sigue sin encontrar a su jugador idóneo para la posición.

Ahora la oportunidad fue para Israel Reyes, quien jugó los 90 minutos y terminó pediendo en 12 ocasiones la pelota además de que los únicos dos centros que intentó durante el partido, quedaron perdidos en la nada.

La Selección Mexicana tiene mucho trabajo por recorrer de cara al partido del próximo domingo en el que enfrentará a Costa Rica por el liderato del grupo, un equipo que tiene más pegada ofensiva y que, definitivamente, no saldrá a encerrarse como hicieron Surinam y República Dominicana.