Aaron Rodgers no duda en avivar la llama mientras la NFL se encamina hacia su parte más tranquila de la pretemporada.

A finales de mayo, aún sin firmar y sin decidirse, el cuatro veces Jugador Más Valioso participó recientemente en una sesión de preguntas y respuestas con los aficionados en el escenario de un evento presentado por el rapero Mike Stud.

Cuando le preguntaron si alguna vez se uniría a los Chicago Bears, acérrimos rivales de los Green Bay Packers, los veteranos de Rodgers, dio una respuesta críptica.

"No, pero creo que hay un equipo que podría jugar en Chicago este año en una gira", dijo Rodgers. "No lo sé, no estoy seguro. Tengo que ir a verlo. Aunque amo a Chicago. Mucho más de lo que ellos me aman. Ha sido una gran relación. Todo en un solo sentido".

El final de su declaración es sin duda una provocación, como suele hacer cuando se trata de los Bears, pero si bien no es descabellado que Rodgers haga lo mismo al aludir vagamente a un equipo programado para jugar en Chicago, sigue siendo un tema de conversación para quienes lo siguen durante la pretemporada.

Y por si sirve de algo, decidió no jugar con los Saints cuando otro aficionado le preguntó, respondiendo con un rápido "no".

Esto marca la última pista que podría llevar a Pittsburgh, mientras el quarterback reflexiona sobre una posible 21.ª temporada.

El indicio más claro de que Rodgers podría acabar vistiendo de negro y dorado se produjo el 1 de abril, cuando el presidente Art Rooney II declaró en la Reunión Anual de la Liga que "todas las señales son positivas" y que se dirige hacia los Steelers.

El entrenador en jefe Mike Tomlin ha declarado que no hay fecha límite, y el caza quarterbacks Alex Highsmith declaró el jueves en The Insiders que esperar la decisión del jugador de 41 años no es una "distracción".