Por Hiram Marín
Dallas venció 122-84 a Boston, que mantiene la ventaja 3-1 y habrá quinto juego
Nadie se vuelve campeón en el tercer partido de las finales. Eso quedó muy claro este viernes, luego de la despiadada paliza 122-84 que le propinaron los Dallas Mavericks a los Boston Celtics, con lo que las Finales de la NBA tienen todavía 3-1 arriba a los verdes, pero sin duda se trató de un golpe tremendo.
El equipo de Jason Kidd salió a matar o morir y lo consiguió. Su juego defensivo por fin funcionó y a diferencia de los primeros tres encuentros, lograron mantener a raya a Jason Tatum y a Jaylen Brown, a quienes limitaron a 15 y 10 puntos respectivamente.
Por parte de los Mavs, Luka Doncic demostró que le sirvieron los días de reposo, pues mostró una de sus mejores versiones. 29 puntos, 5 rebotes y 5 asistencias se combinaron con un gran desempeño del resto de sus compañeros, sobre todo de Kyrie Irving, quien anotó 21 puntos y de paso dejó en 12 los partidos consecutivos sin poder vencer a su ex equipo.
Además de que se acabó la 'maldición', los Mavs estuvieron a punto de hacer historia, al lograr una de las más grandes palizas en la historia de las finales, pues la diferencia de 38 puntos estuvo cerca de la que consiguieron los Chicago Bulls de 1998 sobre Utah Jazz, a quienes derrotaron 96-54 (42 puntos de distancia).
Las Finales de la NBA vuelven a Boston en el juego 5, de ganar los Celtics celebrarían el campeonato 18 en la historia, pero en caso de que los Mavs sean los victoriosos, el juego 6 se celebraría en Dallas.