Héctor Cantú
El Barcelona es como un tiburón; huele la sangre de su presa
El equipo culé está más vivo que nunca y puede hacer historia
El Real Madrid tuvo la oportunidad de embolsarse el título de La Liga ante el Barcelona de Xavi Hernández y la desperdició. En lugar de aniquilar al acérrimo rival, lo dejó con vida. Con mucha vida.
Lo que pudo haber sido una diferencia de 15 puntos -prácticamente inalcanzable en la lucha por el título de Liga- ahora es de 12 y con un partido más por jugar para los culés que vapulearon 4-0 al Real Madrid en calidad de visitante. Es decir, que si Dembelé y compañía ganan el partido pendiente estarán a 9 puntos del líder de la competición.
Este Barcelona es otro. Tiene un rostro diferente al del año pasado. La comunión en el vestidor existe. Jugadores que antes deambulaban ahora se ven comprometidos con sus compañeros, con el equipo y con el proyecto. Muestra clara, Dembélé bajando a defender al minuto 80 y robando la pelota al equipo rival.
Real Madri pecó de soberbia. Se creyó un equipo gigante de Europa por haber destruido los sueños de ganar la UEFA Champions League del peor PSG que de los últimos meses. Supusieron que, con jugar en el Santiago Bernabéu, tenían la mitad de la victoria conseguida ante un equipo en proceso de construcción.
Pero el Barcelona viene en un envión anímico imparable y lo dejó de manifiesto. El equipo de Xavi Hernández por momentos se pareció a aquella dinastía comandada por Pep Guardiola: un equipo con carácter, futbol orden y entereza.
Hoy, el Barcelona se puede ir en paz. El equipo ha demostrado que está para grandes cosas y que si le dan oportunidades para seguir vivo en cualquier competición, las agotará sobre el terreno de juego.
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