Por Héctor Cantú
El cuadro lusitano no está liquidado, pero sabe que la historia no le favorece
El Benfica intentará dar un golpe sobre la mesa cuando enfrente el partido de vuelta de los octavos de final frente al Barcelona en calidad de visitante.
Las Águilas están doblemente condicionadas para este duelo en el que deberán lograr la hazaña por partida doble. Primero, al remontar el 1-0 sufrido en el juego de ida, donde el Barcelona pudo haber sacado mejores dividendos y, segundo, porque nunca antes las Águilas han volado en territorio catalán.
El cuadro culé solo registra dos derrotas ante el cuadro luso, ambas con tres goles recibidos y en territorio portugués.
Cuando han recibido al cuadro rojo en casa, el balance ha sido de dos victorias y dos empates sin goles.
El Barcelona de Hansi Flick es una máquina demoledora y así lo demostró en los dos últimos partidos ante el Benfica en la presente edición de la Champions League.
En el primero, correspondiente a la fase de grupos, generó en total 33 disparos a puerta, un promedio de más de 11 por partido lo que evidencia la calidad ofesnvia del cuadro blaugrana.
Pero el Benfica sabe perfectamente que también sabe hacer daño y que la defensa no es, precisamente, la mayor de las virtudes del cuadro barcelonista.