El arranque de Cruz Azul había sido incierto. La 'campeonitis' rondó en las primeras jornadas, pero en la fecha tres ante Necaxa la victoria era más que urgente y afortunadamente el 2-1 llegó.

La desesperación ante el empate 1-1 se hizo presente entre los dirigidos por Juan Reynoso, pero un disparo milagroso por parte de Santiago Giménez, quien recién había ingresado, puso el gol del triunfo.

Un triunfo que definitivamente cura muchas cosas para Cruz Azul, pero sobre todo, genera confianza para lo que viene después de un inicio incierto. El campeón quiere retomar su nivel y este fue un buen comienzo.

Lo de Necaxa es preocupante, así sea Cruz Azul el rival, perder en casa un partido que se tenía por momentos controlado no habla de otra cosa más que de un pésimo manejo de tiempos y espacios.

Después del desastre que representó el autogol de Fabricio Formiliano que le dio la ventaja a la Máquina, vino el gol de penal convertido por Alejandro Zendejas y un pequeño repunte para los de Aguascalientes.

Pero de poco sirvió, pues ese zurdazo por el centro de Giménez, con pase de Orbelín Pineda, puso las cifras finales y representó la dosis extra de oxígeno para Cruz Azul.